Los acantilados del Buciero
Los acantilados del Buciero muestran al observador paisajes de gran espectacularidad, con caídas verticales que llegan a superar los 200 metros en la zona oriental del Monte (Punta del Caballo o Peña del Fraile).
Este impresionante relieve es resultado de la acción erosiva del mar en combinación con la verticalidad de los estratos calizos. Aparte de su interés paisajístico, estas áreas poseen gran valor por su singularidad desde el punto de vista botánico y faunístico. Colonizan los grandes escarpes distintos cinturones de plantas halófitas (resistentes a la salinidad) capaces de soportar las duras condiciones climáticas de este entorno, coronado por las encinas que literalmente "cuelgan" sobre los acantilados.
En cuanto a la fauna, además de una interesante población de invertebrados, destaca la presencia de aves marinas que anidan en los cortados, como el cormorán moñudo (que presenta en el Buciero una de las mayores colonias del Norte de España).
También habitan en estos acantilados rapaces como el milano negro, el cernícalo o el halcón peregrino, y otras especies adaptadas al acantilado como el roquero solitario.